El Trabajo Remoto en Diseño
- Jefferson Andres Bautista Gomez
- 6 sept 2024
- 2 Min. de lectura
Por Jefferson Bautista

Cuando hablamos de trabajo remoto, tendemos a pensar en todos los beneficios que puede ofrecer: flexibilidad de horarios, posibilidad de trabajar desde cualquier ubicación, ahorro en transporte y la oportunidad de pasar más tiempo con nuestros seres queridos. En general, parece la receta perfecta para una mejor calidad de vida.
¿Es realmente así de maravilloso? A continuación, les contaré mi experiencia después de varios meses trabajando bajo este nuevo modelo.
Lo primero que quiero destacar es que, efectivamente, el trabajo remoto tiene muchos beneficios. Para mí, el más valioso ha sido la flexibilidad horaria. Tengo la libertad de organizar mi día a mi gusto; si quiero realizar alguna actividad en la mañana, simplemente ajusto mi horario para trabajar por la tarde. Esta autonomía para gestionar mi tiempo ha sido clave para mejorar mi equilibrio entre vida personal y profesional.
Otro de los grandes beneficios ha sido la cultura de confianza en la empresa donde trabajo. No existe una supervisión constante ni un intento de control, simplemente se confía en que cada uno está aportando valor a la organización. Sin embargo, esta autonomía también puede ser un arma de doble filo. Al no tener tanta dirección, puede ser abrumador determinar qué tareas son realmente valiosas para el negocio, lo que me obliga a mantener siempre una mentalidad estratégica para no perder el foco.
Un beneficio inesperado ha sido la mejora en mi salud y energía, gracias a la posibilidad de cocinar en casa. Al trabajar desde casa, puedo preparar comida fresca y saludable, algo que en un trabajo convencional es más difícil de lograr. Esto ha tenido un impacto muy positivo en mi bienestar general.
Sin embargo, el trabajo remoto no está exento de desafíos. Uno de los aspectos más difíciles es la falta de interacción social. Extraño los momentos de risas y conversaciones espontáneas con los compañeros de oficina. Aunque puede parecer algo menor, en ocasiones, ciertas gestiones o discusiones podrían ser más ágiles y fluidas en persona.
El mayor reto, sin embargo, ha sido la falta de separación entre el hogar y el trabajo. Al estar todo el día en el mismo espacio, es fácil que los límites entre descanso y trabajo se difuminen, no tanto por los horarios, sino por los ambientes. Mantener un equilibrio en este aspecto ha sido complicado.
En conclusión, el trabajo remoto es una experiencia fantástica, pero no está exenta de dificultades. Requiere persistencia y autodisciplina, y aunque a veces puede tener sus momentos bajos, con calma y determinación se puede encontrar un buen balance.



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